2-1
1-0 Pedro (m. 13)
1-1 Pablo (m. 21)
2-1 Alfonso (m. 34)
La bandera del CD Toledo sigue en lo más alto del castillo del Grupo XVIII de Tercera División. Y todo gracias a otro paño, en este caso el de un juez de línea que decidió anular por fuera de juego un tanto de Moisés que hubiera supuesto la igualada para los visitantes a falta de once minutos. Acierto o fallo, su acción ya no tiene vuelta atrás y los verdes se quedaron con los tres puntos en juego y la sensación de que hay que mejorar.
Y mucho, pero conviene no meter el bisturí a lo loco porque los capitalinos volvieron a mostrarse como un equipo de dos caras. Existe, por tanto, un puñado de detalles que merece la pena rescatar de una tarde gris.
El primero, sin duda, el resultado. Los de Abraham García se están acostumbrando a sumar siempre y eso tiene un mérito tremendo. Porque no todos los días brilla el sol con la misma intensidad o se encuentra uno igual de inspirado. Y, a pesar de todo, el CD Toledo se mantiene firme en su principal deber.
Bien es cierto que gracias, en jornadas como la de ayer, a su enorme capacidad para generar ocasiones de gol. Incluso, nada más saltar al césped. De hecho, al Mora no le dio tiempo para medir el terreno cuando Falcón superó con un pase una línea entera de presión. La pelota la recibió Iván Mateo en su zona de influencia, la mediapunta, para servirle a Alfonso Rivera un gran balón en profundidad. El delantero ganó la carrera y lo puso al segundo palo, donde Rufino remató con todo estrellándose en el palo.
La jugada fue consecuencia de la variante táctica introducida para paliar las bajas en la banda izquierda, en la que Mínguez actuó como lateral y Rufino como extremo, para permitir a Iván Mateo desenvolverse con libertad y cerca del área.
Durante esos primeros minutos, nadie se opondrá a que la solución funcionó. En especial con un Mínguez que cuajó un buen choque en una posición más retrasada y que merece más oportunidades de las que disfruta. En especial, porque las aprovecha, como en la tarde de ayer, para servir asistencias de gol. En concreto, un córner botado a la perfección, fuerte y franco para que Pedro entrase desde atrás y conectase un cabezazo que batió a Puma.
Era pronto y el CD Toledo ya tenía el derbi encarrilado, que no cerrado, puesto que el Mora inquietaba poco a poco la meta de Manolo con llegadas esporádicas. Ahí tuvieron los verdes la opción de ampliar la renta, pero de nuevo la madera, en este caso la del travesaño, impidió al cabezazo de San José convertirse en el 2-0.
Del segundo tanto local se pasó al empate de los blancos, en el minuto 21. En una de las aproximaciones visitantes, Pablo se encontró un balón suelto dentro del área de los capitalinos y no dudó en fusilar a Manolo.
El contratiempo espoleó a los locales para evitar alcanzar el entreacto con todo el trabajo por hacer. En especial, gracias a un par de ramalazos que agitaron de nuevo el envite. El primero lo protagonizó Rufino, con un disparo lejano que salvó Puma con apuros.
El segundo decantó de nuevo el derbi en favor del CD Toledo. En una jugada en la que desde el Mora se reclamó una falta previa, y con un futbolista blanco tirado en la frontal, Iván Mateo recogió la pelota en el costado izquierdo. Desde allí, puso un centro impecable que Alfonso Rivera mandó con la frente a las mallas.
Cansancio y gol anulado. Tras el paso por los vestuarios, los de Abraham García se pusieron la máscara que menos gusta. Desde el comienzo, la iniciativa correspondió a un Mora que, con disimulo, fue ganando la partida en el centro y acercándose a la portería de Manolo.
Los verdes sólo tenían presencia en la meta contraria de manera puntual, como en una acción de Rufino que no encontró portería porque su disparo tocó en un defensa. Más allá de este lanzamiento, el resto de oportunidades se perdían en un mar de imprecisiones a la hora de efectuar pases en las inmediaciones del área.
Los blancos, que tenían superioridad en la medular, tampoco asediaron la meta de Manolo, pero bien es cierto que con la entrada de Moisés tenían quince minutos para meter el miedo en la grada. Y lo hicieron, a once del final, con una falta colgada que cabeceó el ariete a gol. Pero el juez de línea levantó la bandera para anular el gol y mantener el pabellón del CD Toledo en lo más alto.
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